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viernes, 27 de agosto de 2010

Preparación del Camino- Información útil

La preparación física.
El Camino de Santiago no es un paseo exento de dificultades. En principio, es factible para cualquier persona, tanto para aquellos que están acostumbrados a andar como para aquellos que no lo están. De todas formas, el sentido común no debe hacernos perder de vista que el esfuerzo que supone una peregrinación de este tipo requiere de unas condiciones físicas determinadas y que, por lo tanto, es necesaria una buena preparación previa, independientemente del punto desde el cual iniciemos el Camino.

La preparación física es uno de los aspectos más importantes para lograr que la peregrinación sea un éxito. No sólo para tener la satisfacción de haberla podido finalizar, sino también para disfrutarla y, así, conseguir que se convierta, posiblemente, en una de las vivencias más gratificantes de nuestra vida. Una mala preparación, producto de la improvisación, puede obligarnos a abandonar o, lo que todavía es peor, puede convertir cada etapa en un calvario. Sin duda, la mejor manera de prepararnos es andando en condiciones similares con las que nos encontraremos. Por ejemplo, hacer excursiones por alguna zona de montaña que conozcamos bien, con el mismo calzado, indumentaria y mochila con que iniciaremos el Camino. También debemos cargar la mochila con el peso aproximado que pensamos llevar. Será conveniente realizar varias excursiones, a lo largo de las cuales iremos incrementando los kilómetros. Así, además de ponernos en forma, podremos determinar de qué forma reacciona nuestro cuerpo en estas circunstancias, y también si el calzado es el adecuado, si el peso es excesivo, etc.

Lógicamente, la preparación será más o menos exhaustiva dependiendo de la cantidad de kilómetros a recorrer. Si sirve de referencia, para el Camino de 2010 en la que andé desde Pamplona a Burgos, la preparación consistió en caminar durante las cinco semanas previas al Camino una hora y media, tres días por semana en la quinta, cuarta y tercera previa. En las dos últimas las caminatas eran diarias de una hora a hora y media.

El peso de la mochila.
El peso de la mochila es, a parte de la preparación física, el aspecto más importante a tener presente antes de partir. Es necesario reducirlo al mínimo posible, intentando que no supere el 10% o 12% de nuestro peso corporal. En ningún caso debe exceder los 10 kilos, incluyendo el peso del agua. Debe evitarse llevar nada 'por si a caso'. Además, a lo largo de Camino encontraremos todo tipo de establecimientos donde poder comprar, en un momento dado, aquello que nos sea necesario.

Material que llevé en la mochila este verano:
 3 camisetas transpirables, 2 pantalones cortos, 3 calzoncillos, 4 pares de calcetines, chanclas para la ducha, toalla, cubre almohada, sábana bajera, un jersey fino, un chubasquero, un plástico para cubrir la mochila, sombrero australiano para que cubra la parte posterior del cuello ( siempre tendremos el sol de espalda), gafas de sol, palos, pinzas de tender, jabon para lavar a mano, botiquín simple, útiles de aseo personal, libro de viaje para anotar las visicitudes de la etapa, informacion de las etapas a recorrer, linterna, credencial, camara fotos, teléfono móvil y saco de dormir.
Sinceramente creo que llevar más cosas es una tontería.
En 2010 cometí el error de llevar dos guías y me arrepentí un montón ya que llegaba un momento que notaba demasiado peso. Desde entonces llevo fotocopias sobre las etapas así como la informacion necesaria de los albergues a los que se puede ir para no llevar peso innecesario.

Colocar  las cosas más pesadas en la parte inferior (para mejorar el punto de equilibrio). También nos resultará más cómodo disponer las cosas de tal forma que siempre tengamos la cantimplora y la cámara fotográfica a mano; así no será necesario descargar y cargar la mochila cada vez que queramos beber o hacer una fotografía.

La época del año.
Cualquier época del año es buena para emprender el Camino. De todas formas, los meses de abril, mayo, junio, septiembre y octubre son los más recomendables, dado que la mayor parte de los albergues están abiertos y la climatología suele ser más favorable. En julio y agosto el calor es intenso, y también es más frecuente, en el Camino Francés, encontrar los albergues llenos, especialmente en Galicia. Desde Sarria hay un cambio notable en cuanto a disponibilidad en los albergues municipales, incluso llegando madrugando. Mi consejo es, a partir de Sarria, reservar en privados para disfrutar de nuestra ruta.
El invierno presenta algunas dificultades importantes: algunos albergues y otros servicios están cerrados, es necesario cargar con un buen saco y ropa más pesada, hay pocas horas de sol, algunos albergues no disponen de calefacción, y el clima es muy duro en determinadas zonas.
Personalmente siempre he ido en verano ya que es la época del año en la que tengo vacaciones. Por ello es tan importante iniciar las etapas entre las 5 y las 6 de la mañana, para evitar al máximo el fuerte calor del sol.


La alimentación.
El gasto energético es muy superior al de la vida cotidiana y es necesario compensar esta pérdida con una buena alimentación. Lo más aconsejable es empezar el día con un buen desayuno, un buen café con leche y algo sólido para activar el organismo. A lo largo de la etapa hay que parar como mínimo una vez para desayunar algo sólido, bocadillo, fruta, etc. Siempre encontraremos algún bar agradable, sombra, fuente, etc donde parar. Siempre procuro parar a almorzar una vez superada la mitad de la Etapa ya que el fresco de la mañana se va acabando y el descanso y el tentempié ayudarán a acabar con fuerza la etapa.
Para comer, al mediodía recomiendo comer un Menú de Peregrino y en la cena, cocinar algo suave en el Albergue o tomar alguna tapa o bocadillo en la población donde nos encontremos.

Las primeras etapas.
Deben ser moderadas, tanto en distancia como en ritmo para ir acostumbrando el cuerpo a la nueva vida itinerante. Hacer 35 ó 40 kilómetros el primer día es fácil; no lo será tanto levantarnos al día siguiente y retomar la marcha. Por lo tanto, son estos 4 ó 5 primeros días los más delicados, y en los cuales es normal padecer dolores musculares, especialmente en las piernas, espalda y hombros.
Mi consejo es ir de menos a más, no tengamos demasiada prisa en hacer kilómetros, ya llegarán.

La señalización.
Todo el recorrido está señalizado con flechas amarillas. A veces se añade otra simbología según la comunidad autónoma o provincia. El Camino también está señalizado por mojones con conchas amarillas. Es poco frecuente perderse, no obstante, cuando se sale de noche hay que llevar linterna - es muy útil la que se coloca en la cabeza- hay que extremar la atención.

¿Empezar desde Roncesvalles o desde Saint Jean Pied de Port?
Para aquellos que quieren hacer el Camino Francés esta es una duda habitual. La etapa de Saint Jean a Roncesvalles es la más dura de todas, no tanto por la distancia como por el fuerte desnivel, superior a los mil metros. Así pues, para quien no esté avezado a las largas caminatas por la montaña es aconsejable no arriesgarse y partir desde Roncesvalles, haciendo etapas suaves los primeros días. Para los más montañeros y mejor preparados no hay duda que sí vale la pena empezar desde el precioso pueblo del País Vasco francés y recorrer una espectacular etapa que cruza los Pirineos.
Yo inicié mi Camino en Saint Jean Pied de Port en Agosto de 2009, la Etapa fue muy dura pero inolvidablemente bonita. Vimos paisajes preciosos y, sin duda, es una de las Etapas más apasionantes del Camino. Yo quería hacerla porque el primer año acababamos en Pamplona.
Cuando algún día haga el Camino de un tirón,  bien empezaré en Roncesvalles o haré esta primera Etapa en dos, parando en Orisson -a medio camino entre Saint Jean y Roncesvalles.